Cordero asado, una receta en kamado para una ocasión especial.
INGREDIENTES:
2 kg. de carne de cordero lechal (paleta, pierna o costillar).
Un vaso de agua.
50 gr. de manteca o aceite de oliva.
Sal.
PREPARACIÓN
El cordero asado es un suculento manjar que se cocina a lo largo y ancho de la geografía española y que cuenta con infinidad de modos de preparación, pero que habitualmente se asocia a la cocina castellana por ser una de sus principales recetas. Un plato que suele prepararse en hornos tradicionales de leña por ser el instrumento de cocina más idóneo, pero que puede replicarse en los kamados con excelentes, quizá mejores, resultados.
Frente a recetas más complejas que optan por el mechado de la carne, su adobo o la adición de los más variopintos ingredientes, desde ajo a hortalizas pasando por una infinita variedad de especias, en nuestro recetario para kamados vamos a optar por una sencilla pero deliciosa preparación que consiste en el asado del cordero en su propio jugo, sin otro aditamento que la sal que emplearemos para sazonarlo, un vaso de agua para regarlo y la guarnición que cada cual desee agregarle (unas patatas asadas, una ensalada, etc.).
Para empezar, encenderemos el kamado, lo llevaremos a una temperatura de 180 °C, colocaremos en su interior el deflector y la parrilla y estabilizaremos la temperatura en unos 130 °C para que el cordero se haga lentamente y el resultado final sea una carne tierna y jugosa. Mientras se calienta el kamado, colocaremos el cordero sobre un recipiente hondo resistente al calor (lo ideal sería la típica cazuela de barro) con el agua en el fondo y la parte interna del cordero hacia arriba, lo untaremos bien con manteca o aceite y lo sazonaremos con sal por ambos lados. Una vez hecho esto, lo introducimos en el kamado y lo dejamos hacerse durante 4 o 5 horas regándolo con su jugo y dándole la vuelta aproximadamente cada hora hasta que veamos que está perfectamente cocinado.
El resultado será un exquisito asado de cordero digno de cualquier restaurante de prestigio y que conquistará a los comensales que se reúnan en torno a la mesa.
Como reza la famosa frase del arquitecto alemán Mies Van Der Rohe defendiendo el valor de la sencillez y de la reducción de las cosas a sus elementos esenciales: ¡Menos es más!
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