Kamado-B10

Kamado-B10

B10. KAMADOS PRODUCIDOS EN LA PATRIA CHICA DE LOS ASADOS.

La historia de los kamados argentinos Kamado B10 comienza en el año 1994, momento en el que el diseñador industrial Martín Béraud, un amante de los asados que descubre la excelencia de estos peculiares instrumentos de cocina y se da cuenta de su enorme potencial culinario y comercial, contacta con el fabricante japonés Imperial Kamado para cerrar un acuerdo que les permitiese su importación y venta en el mercado argentino.

Conseguida la exclusividad con la citada firma japonesa y recibido el primer lote de kamados, decide presentar sus bondades al gran público en una exposición, la Expo Japón, celebrada ese mismo año en las instalaciones de la Sociedad Rural. Pero las cosas no van a salir como esperaba. El desconocimiento de las cualidades de los kamados y la consiguiente falta de interés entre los concurrentes frustraban sus expectativas y apuntaban a un rotundo fracaso, por lo que, a falta de dos días para la clausura del evento, se despoja de su elegante vestimenta de empresario, se enfunda un delantal, enciende un kamado y cocina unas pavitas. Esta estrategia de última hora le permite acercar el producto a los potenciales clientes y se concreta en el cierre de varias ventas.

Animado por el éxito de esta experiencia, a la semana siguiente se inscribe en la Expo Gourmandise 94’, diseña su stand, se presenta vestido de cocinero y, con un recetario en mano, comienza a cocinar en vivo con cuatro kamados los productos que le traen los responsables de otros puestos centrados en la alimentación. Había nacido, de forma más o menos espontánea, un show de cocina en vivo en un recinto cerrado que causó sensación entre los asistentes por la baja emisión de humo de los kamados, la ausencia de olores y los magníficos resultados en cuanto a sabor y jugosidad de los platos elaborados. Las ventas se dispararon y en un alto porcentaje de los casos los kamados acabaron instalados en balcones.

Este éxito inicial iba a ser, sin embargo, bastante efímero, pues la desfavorable situación del yen respecto al dólar y las reducidas dimensiones del mercado japonés obligan en un primer momento a su distribuidor a trasladar su producción a China y, después de una importante merma en la calidad de sus productos, a cerrar definitivamente sus puertas tras declararse en bancarrota.

Esta coyuntura desfavorable va a animar a Martín Béraud a pasar de la importación a la fabricación de sus propios kamados. Para ello, reúne a un grupo multidisciplinar de especialistas y artesanos que, tras efectuar un concienzudo estudio de las propiedades de la cerámica, acabarán por encontrar la fórmula perfecta para su aplicación en la producción de kamados. Había nacido Kamado B10.

Artesanía en estado puro

Los rasgos diferenciales de Kamado B10 frente a otras marcas de kamados habría que buscarlos en los materiales y las técnicas de fabricación. En primer lugar porque, a diferencia de lo que ocurre con los productos de otras empresas, sus kamados están realizados totalmente a mano con técnicas tradicionales. Esto incluye su fabricación individualizada sobre un torno, lo que revela el mimo puesto en la elaboración de cada pieza y los distingue de otros kamados que son producidos en cadena con métodos que podríamos calificar como “industriales”.

Además de esto, frente al uso de complejos compuestos cerámicos, los kamados B10 están fabricados a partir de barro y arcillas cuidadosamente seleccionadas que, según sus responsables, favorecerían el asado a bajas temperaturas durante largos períodos de tiempo y, consiguientemente, aportarían unas propiedades únicas a los alimentos cocinados en ellos.

Materias primas naturales y fabricación artesanal serían, pues, los elementos distintivos de los kamados comercializados bajo la marca Kamado B10, una compañía relativamente joven, pero que ha logrado posicionarse en el mercado a base de tesón, grandes dosis de esfuerzo y una encomiable preocupación por la calidad final de sus productos.

Diferentes caras para una misma moneda

Entre los principales inconvenientes de los kamados KB10, además de la repercusión que tienen en su precio las cualidades anteriormente citadas, y estrechamente relacionada con ellas, cabría destacar su reducida oferta de productos, que se limita a dos únicos modelos diferenciados por su tamaño: el Kamado B10, con un diámetro interior de 51 cm. y 100 kg. de peso, y el Nano Kamado B10, que pesa aproximadamente 36 kg. y cuenta con un diámetro interior de 32 cm.

Lo mismo se podría decir de su catálogo de accesorios, que, al margen de un limitado número de muebles y mesas de cocina y de las correspondientes fundas protectoras, prácticamente se reduce a un pequeño repertorio de repuestos. Al igual que sus kamados, éstos sólo son accesibles por encargo, lo que revela una producción ajustada a la demanda, que, si bien no supone un obstáculo insalvable, resta inmediatez a la compra e implica una cierta incomodidad en un mundo en el que estamos acostumbrados a acceder a la adquisición de cualquier artículo a través de un simple clic del ratón.

Frente a estos inconvenientes, cabría citar una última virtud de los Kamados B10 y una de sus principales peculiaridades, que no es otra que la posibilidad de personalizar nuestro kamado con un diseño único y exclusivo realizado por artistas contratados a tal efecto. Una opción que se encuentra disponible en la línea de productos KB10 Art y que no excluye la posibilidad de elegir entre una serie de diseños más sobrios y estandarizados.

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